La lavadora es uno de los electrodomésticos que más se utilizan en el hogar. Su buen cuidado y mantenimiento aumentan su duración y hacen más eficiente su uso.
En primer lugar, la elección del sitio donde se instalará es muy importante. Debe estar en un ambiente que no sea muy húmedo, ya que esto puede afectarla seriamente.
El piso debe ser firme, y no en tarimas con movimiento. La instalación eléctrica que la alimentará tiene que estar en perfectas condiciones, y el cable tiene que ser del grosor suficiente y con tierra.
No se recomienda utilizar extensiones. La entrada de agua tiene que tener una llave de paso independiente para este aparato. El desagüe debe estar a la altura que el fabricante recomienda.
En general todas las máquinas tienen filtros. El primero filtra al agua que entra, de modo de impedir el ingreso de impurezas. El segundo, filtra el agua después del lavado. Ambos deben ser revisados periódicamente y lavados, es decir, retirar las impurezas y enjuagar con agua corriente, sin utilizar otros aditamentos que puedan dañar los filtros.
Los depósitos para el jabón y el suavizante, deben ser limpiados con mucha frecuencia, para evitar que queden residuos en ellos. El jabón que queda en éstos compartimentos, se va endureciendo y puede provocar alguna obstrucción que impida el uso correcto de la lavadora.
Para maximizar la eficiencia y ahorrar energía debemos tomar en cuenta algunos consejos. Los programas con agua caliente consumen gran cantidad de energía y se recomienda utilizarlos sólo en caso necesario. Lo mismo ocurre con los programas de media carga. Conviene esperar a llenar la tina hasta la cantidad que recomienda el fabricante, de modo de ahorrar lo máximo posible de electricidad y agua.